jueves, 6 de julio de 2017

El "saco" que es la memoria en Con el doctor afuera de José Félix Fuenmayor





el protagonista campesino permanece anónimo a lo largo de la narración. Fuenmayor elabora aquí una estrategia discursiva con la que se propone presentar, a través de la experiencia rural de este bracero, la perspectiva de toda una comunidad campesina. El núcleo central de la narración ocurre en las inmediaciones de una finca. Desde este lugar, un ordeñador recuerda con nostalgia a un antiguo patrón, a quien solían llamar “El doctor” (un doctor en leyes), un sujeto ajeno a la vida provinciana y que llegó a aquel lugar:

“… ni biche ni verde para madurar
     sino maduro para pudrirse” (énfasis agregado).

Este cuento es, en su totalidad, una auto-reflexión sobre el fenómeno de la memoria. Fuenmayor la alegoriza presentando la imagen de un saco. Para el campesino, este es el lugar hacia donde se dirigen y en el que se acumulan los recuerdos. Estos solo pueden ser recuperados cuando se experimenta un estímulo que los traiga de vuelta hacia el presente de los personajes. En este caso en particular, el estímulo que hace que el campesino recupere los recuerdos que tiene de aquel doctor es generado por un taburete que este le había regalado un poco antes de morir. Cada vez que este jornalero se sentaba en su taburete, no hacía sino recordar los eventos acaecidos en aquella finca y la relación que entabló con el sujeto urbano.

En la aproximación que Fuenmayor hace del lenguaje rural, no solo recrea la costumbre campesina, sino que también trasciende sus categorías para situar a su personaje protagonista como un intelectual de la vida. Veamos el siguiente fragmento donde el ordeñador explica cómo funciona el saco (la memoria) y cómo se recuperan los recuerdos que allí habitan:  

“… no puedes sacar ninguna cosa que salga de ella sola sin que se le vengan pegadas las otras. Vamos a ver. Saca a manuelita. ¿Te salió sola?”


Este hombre (el ordeñador), esta Idealizando sobre el mecanismo con el que funciona la memoria involuntariamente. el campesino no experimenta una sensación de alegría o extrañeza. Sino que su memoria revela no solo nostalgia por la vida y muerte de aquel doctor, sino que expone, también, una tensión ideológica entre dos visiones de mundo: la urbana y la campesina.

Estos recuerdos, al permitir dar una vuelta rápida y repentina hacia el pasado, dirigen la diégesis hacia distintos momentos en los cuales ambos personajes compartieron historias y experiencias de vida. Su postura ante la vida se desprende de la relación que ha efectuado con su realidad, con la naturaleza, con el mundo vegetal y el animal. Es por esto que su lenguaje responde a un universo cultural donde la vida en el campo tiene primacía: 

"Eso de cómo es una persona no se contestar bien contestado que es como a mí me gusta contestar. A mí pregúntenme por una vaca y ya estoy dando con las palabras que la pintan hasta mejor que un retrato. También un burro lo puedo explicar que lo reconocen en seguida solo o entre otros burros. Pero si es gente, después te salen con que como dijiste era equivocado, y es porque tú dices cómo lo viste pero no sabes cómo lo va a ver el otro; porque ni la gente está lo mismo siempre ni tampoco el que la ve está siempre lo mismo".

En esta narración, subyace la coexistencia de los elementos de la cultura letrada (el doctor) y la cultura popular (el ordeñador). El doctor lleva consigo los valores y los hábitos de una sociedad urbana. Hay que aclarar que este señor:

“era un forastero que le compró la finca a Don Clodo y en ella se metió y de ella no salió más, hasta que le llegó su hora y lo sacaron del baúl”

En por otro lado, a pesar del tono afectuoso con el que el ordeñador se dirige  hacia el doctor, da a conocer sutilmente, la tensión a causa de la diferencia de estatus y la visión diferenciada acerca del mundo que cada individuo tiene:

“… el doctor se reía de lo que yo hablaba, siempre se estaba burlando, qué iba yo a hacer, tan bueno era el doctor. Y también yo lo excusaba porque él era hombre de ciudad, no comprendía el monte, y ya no iba a aprender”



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