sábado, 22 de julio de 2017

El egoísta.

El egoísta.

-Estaba preocupado. Llegas tarde.

-Entonces, ¿por qué no me llamaste?

-Estas calles se ponen peligrosas en invierno, lo sabes.

- Hace más frío acá adentro. Además, conozco bien París, lejos mejor que tú, que no sales.

-Eres terca como tu papá.

-Traje este pan.

-¿De la La Conquête du Pain?

-No compro pan en ningún otro sitio; no hay más panaderías como ésta en París. En realidad te lo envió Pierre. Quiere verte. Dice que hace mucho no sales.

-Quién iba a pensar que el París le iba a ganar al Madrid en la Casa Blanca -mirando hacia  la tele que la mujer encendía-.

-¿En Washington?

-No le ganaba hace siglos. El mejor fue Rabiot, sin duda.

-Casi me atropella un carro.

-Mañana debe estar terminada la novela.

-Me hubiera matado ese Citroën.

-El título...Puede ser el título.

- Yo venía distraída y él muy rápido.

-El final...Creo que el final tampoco está completo, le falta algo...

-Es profesor de la París VIII...

-Aunque he pensado mucho en dejar la novela abierta, tipo Chéjov. Ya sabes.

-De Filosofía. Aunque... Me pusiste a dudar, no recuerdo si es de Filosofía o de Historia.

-¿O será que la cierro?

-No, déjala abierta para que salga todo el vaho -hablaba desde la cocina mirando hacia la ventana de la sala-.

-Tienes razón, la dejaré abierta, ese vaho limita al lector.

-Con que quede abierta un poco será suficiente.

-Tienes razón de nuevo, demasiado abierta dejará desorientado al lector.

-Con un poco que abrió la ventanilla del Citroën salió todo el vaho, ese vaho -suspiraba-.

-Lo sé. Los finales, dicen, hay que cerrarlos; aunque a mí me gustan abiertos.

-Esta sopa te sentará bien. Es de garbanzos.

-Pienso en Cortázar cuando me dices eso. No puede haber un modelo; todo es norma, ley, postulado, paradigma, tópico, etc.

-Aparte, me ofreció empleo de traductora. Tiene contratos con universidades latinoamericanas.

-No hables de traducción todavía, por favor, no te adelantes a los hechos.

-No me caería nada, pero nada mal un empleo. En esta situación...

- No te preocupes. Cuando publique esta novela todo será diferente. Me compraré otro traje y un escritorio.

jueves, 20 de julio de 2017

LA CONSTRUCCIÓN DE LA MUJER EN LA TELEVISIÓN COLOMBIANA



A lo largo de la historia las mujeres han sido idealizadas como un objeto sexual, para el hogar, y con poca participación en la sociedad. Actualmente esa situación no ha cambiado mucho, y aunque se diga que al ser femenino se le está brindando una oportunidad en la sociedad, se puede ver cómo El modelo líder en la tv colombiana (telenovelas) sigue siendo el de la feminidad hegemónica, los lugares en los que circunda aún en la televisión colombiana es en el hogar y en el prostíbulo.
Las mujeres en la televisión han desempeñado muchos papeles, pero aun así, el imaginario acerca de la mujer en la televisión colombiana sigue siendo demasiado estereotipado, un ejemplo claro en la telenovela Yo soy Betty la fea escrita por Fernando Gaitán; producida por Fernández, M. Tinjacá, R. (1999-2011) y lanzada por primera vez gracias a RCN Televisión. Esta telenovela trata de la vida de una muchacha llamada Betty la cual se consideraba fea porque dentro del concepto de belleza establecido por la sociedad no entra ella; la mujer se encuentra en una lucha constante con la finalidad de ser aceptada por la belleza más no por la inteligencia. Cuando ingresa a trabajar a Ecomoda su pensamiento se ve mucho más degradado, puesto que en esta empresa las mujeres que alcanzaban un alto trabajo eran las bellas, por el contrario las demás eran plebeyas. Finalmente esta telenovela deja un mensaje que aunque parezca motivador, es a su vez destructor, porque Betty “la fea” y el grupo de las plebeyas terminan bellas, dando a entender que la belleza prima ante los valores, y que siendo bella lograras grande cosas
La  telenovela muestra pues un cambio en la personalidad del personaje principal, Betty, cuando era “fea” poseía una personalidad tímida, acomplejada, rechazada por su entorno, sumisa, enamoradiza, era débil; sin embargo, cuando ya era socialmente bella se volvió exitosa. Lo que da a entender que en esa sociedad la mujer sigue siendo un ente que solamente alcanza el éxito y es socialmente aceptada por su belleza, tratándola como su fuese un objeto más al cual hay que embellecer cada día más, y que sin esa belleza no alcanza ningún valor.
A partir de ello, podemos decir que se contribuye a la creación y reforzamiento de estereotipos sobre la mujer, quien es representada de una forma negativa en un contexto machista, dentro de un entorno aparentemente normal, en el que ser bonita o prostituta para encajar es valido; lo cual genera que la sociedad vea aceptable este tipo de comportamientos que terminarían realizándole un daño a la misma.
Este tipo de televisión que ha llegado a cada uno de los hogares colombianos, sobretodo en los que carecen de recursos económicos, se convierte en el ejemplo que muchas niñas creen deberian seguir. Desean tener senos y glúteos más grandes para poder tener  a un hombre que tenga dinero y que se fije en su belleza y sensualidad, convirtiéndose a sí mismas en un objeto sexual más en la sociedad colombiana.

el estereotipo de mujer joven o la mujer como objeto sexual sigue siendo el común denominador en este medio, Esta imagen se ha ido transformando en su construcción simbólica sin embargo se sigue prefiriendo una imagen tradicional con la propagación de estos programas también en la sociedad moderna. En contraste, la mayora de las veces veces exaltando el valor del hombre. "La voz que se impone en los programas de textos dramáticos y algunos no de ficción, es la del hombre que, desde su mirada perspectiva del mundo, está narrando esa realidad", explica Jesús Arroyave, director del Departamento de Comunicación Social de Uninorte. Esta investigación hace parte de un proyecto nacional liderado por la Comisión Nacional de Televisión (Cntv) y la Asociación Colombiana de Universidades (Ascun), que responden a la preocupación de formar audiencias con sentido crítico de los contenidos de la televisión.

Podríamos afirmar entonces que la imagen de la mujer real está desapareciendo de la televisión (comercial) en favor de ser sustituida por un baldío canon femenino impuesto socialmente, en una pequeña pantalla vista desde ojos masculinos. Un ejemplo de esto sería la otra de las creaciones de las compañías televisivas: Sin tetas no hay paraíso, dirigida por Luis Alberto Restrepo y transmitida por Caracol Televisión (2006). En esta, las mujeres son exhibidas como un símbolo sexual, quien necesita un buen cuerpo para triunfar, para dejar de ser una pobre más del país, y la única opción probable que se le plantea es la prostitución, pues la educación para la mujer no es siquiera considerada como una salida, por lo tanto debe exponerse a maltratos sexuales para poder adquirir dinero.

Camila, quien tiene un esposo y dos hijos, familia que pudo crear a pesar de estar estudiando, finalmente se graduó y en la actualidad trabaja como docente de un colegio jornada completa, este trabajo le ha permitido un avance personal; sin embargo, es consciente que al terminar su jornada laboral debe partir a recoger a los niños a la escuela, llegar lo antes posible y preparar la cena antes que su esposo llegue, ayudar a sus pequeños a hacer las tareas y tratar de descansar  para madrugar a preparar a toda su familia para un nuevo día.

Lo anterior, evidencia que si bien el estatus que en la sociedad ha alcanzado la mujer es tal para poder acceder a un empleo digno con su respectivo salario y poder sustentarse a sí misma, la imagen que prevalece es la de la mujer que debe estar atenta a resolver los quehaceres del hogar aun cuando su esposo puede colaborar, es ella quien llega del trabajo al igual que él, pero esta con la responsabilidad de cumplir con el cuidado de su familia.

Concluimos entonces que a la mujer se le sigue percibiendo en escasos matices. “La evaluación espontánea de las mujeres respecto su imagen en la pantalla es, generalmente, negativa. Se la percibe de manera estereotipada y con escasos matices. Una adecuada manera de ejemplificar los escasos matices en los que se sigue persiguiendo a la mujer a pesar del indudable avance del papel de la mujer en la sociedad es  la derrota de Hillary Clinton ante Donald Trump, mujer que aparentemente había ganado la aprobación de una considerable parte de la población estadounidense dejó evidenciado un resultado sorprendente para una contienda donde la primera mujer que es nominada por uno de los principales partidos de Estados Unidos compitió con un candidato que incluso manifestó los comentarios más misóginos y sexistas de cualquier nominado a la presidencia en la historia más cercana de nuestros tiempos.

Las principales razones que se mencionan en sus discursos son: 
(i)Su aparición en televisión se debe a la explotación de su cuerpo y belleza. 
(ii)Son “artificiales” en su apariencia física, ya que “performativizan” el cuerpo a través de operaciones.
(iii) Se agreden a sí mismas y a otras mujeres y, (iv) No cuentan con la formación profesional adecuada para los roles que desempeñan


Fernández, M. Tinjacá, R. (productor). 1999-2001. Yo soy Betty la fea. Bogotá, Colombia.: RCN Televisión.
Restrepo, L. (director). (2006). Sin tetas no hay paraíso. Colombia. Caracol televisión.

jueves, 6 de julio de 2017

El "saco" que es la memoria en Con el doctor afuera de José Félix Fuenmayor





el protagonista campesino permanece anónimo a lo largo de la narración. Fuenmayor elabora aquí una estrategia discursiva con la que se propone presentar, a través de la experiencia rural de este bracero, la perspectiva de toda una comunidad campesina. El núcleo central de la narración ocurre en las inmediaciones de una finca. Desde este lugar, un ordeñador recuerda con nostalgia a un antiguo patrón, a quien solían llamar “El doctor” (un doctor en leyes), un sujeto ajeno a la vida provinciana y que llegó a aquel lugar:

“… ni biche ni verde para madurar
     sino maduro para pudrirse” (énfasis agregado).

Este cuento es, en su totalidad, una auto-reflexión sobre el fenómeno de la memoria. Fuenmayor la alegoriza presentando la imagen de un saco. Para el campesino, este es el lugar hacia donde se dirigen y en el que se acumulan los recuerdos. Estos solo pueden ser recuperados cuando se experimenta un estímulo que los traiga de vuelta hacia el presente de los personajes. En este caso en particular, el estímulo que hace que el campesino recupere los recuerdos que tiene de aquel doctor es generado por un taburete que este le había regalado un poco antes de morir. Cada vez que este jornalero se sentaba en su taburete, no hacía sino recordar los eventos acaecidos en aquella finca y la relación que entabló con el sujeto urbano.

En la aproximación que Fuenmayor hace del lenguaje rural, no solo recrea la costumbre campesina, sino que también trasciende sus categorías para situar a su personaje protagonista como un intelectual de la vida. Veamos el siguiente fragmento donde el ordeñador explica cómo funciona el saco (la memoria) y cómo se recuperan los recuerdos que allí habitan:  

“… no puedes sacar ninguna cosa que salga de ella sola sin que se le vengan pegadas las otras. Vamos a ver. Saca a manuelita. ¿Te salió sola?”


Este hombre (el ordeñador), esta Idealizando sobre el mecanismo con el que funciona la memoria involuntariamente. el campesino no experimenta una sensación de alegría o extrañeza. Sino que su memoria revela no solo nostalgia por la vida y muerte de aquel doctor, sino que expone, también, una tensión ideológica entre dos visiones de mundo: la urbana y la campesina.

Estos recuerdos, al permitir dar una vuelta rápida y repentina hacia el pasado, dirigen la diégesis hacia distintos momentos en los cuales ambos personajes compartieron historias y experiencias de vida. Su postura ante la vida se desprende de la relación que ha efectuado con su realidad, con la naturaleza, con el mundo vegetal y el animal. Es por esto que su lenguaje responde a un universo cultural donde la vida en el campo tiene primacía: 

"Eso de cómo es una persona no se contestar bien contestado que es como a mí me gusta contestar. A mí pregúntenme por una vaca y ya estoy dando con las palabras que la pintan hasta mejor que un retrato. También un burro lo puedo explicar que lo reconocen en seguida solo o entre otros burros. Pero si es gente, después te salen con que como dijiste era equivocado, y es porque tú dices cómo lo viste pero no sabes cómo lo va a ver el otro; porque ni la gente está lo mismo siempre ni tampoco el que la ve está siempre lo mismo".

En esta narración, subyace la coexistencia de los elementos de la cultura letrada (el doctor) y la cultura popular (el ordeñador). El doctor lleva consigo los valores y los hábitos de una sociedad urbana. Hay que aclarar que este señor:

“era un forastero que le compró la finca a Don Clodo y en ella se metió y de ella no salió más, hasta que le llegó su hora y lo sacaron del baúl”

En por otro lado, a pesar del tono afectuoso con el que el ordeñador se dirige  hacia el doctor, da a conocer sutilmente, la tensión a causa de la diferencia de estatus y la visión diferenciada acerca del mundo que cada individuo tiene:

“… el doctor se reía de lo que yo hablaba, siempre se estaba burlando, qué iba yo a hacer, tan bueno era el doctor. Y también yo lo excusaba porque él era hombre de ciudad, no comprendía el monte, y ya no iba a aprender”



miércoles, 5 de julio de 2017

El seminario


El Seminario había sido todo un éxito. Alguien tenía que enseñarles a esos policías normas de conducta, de comportamiento en una sociedad. Alguien tenía que hablarles de ética y de estética. De la segunda sobre todo.
Una de mis exigencias al Gobierno Nacional para llevar a cabo el Seminario era que asistieran vestidos de civil: no soporto los uniformes, tampoco a los uniformados.
Para empezar, les hablé de mi vida académica y profesional, en esto se me fueron los primeros tres cuartos de hora. Si alguien tiene que hablar de los títulos que he conseguido, por supuesto que ése debo ser yo; sin embargo, y sé que no me van a creer- lo cual me tiene sin cuidado- no hablaba de mis logros para asombrar a la "autoridad", simplemente era un ejercicio de rutina que esta vez se prolongó un poco más que de costumbre.
Confieso que fui duro con estos pobres, aunque creo, felizmente para ellos -y para mí porque si no me hubieran asesinado al salir- que no entendieron absolutamente nada cuando me burlaba de su oficio: la ignorancia, ¿no?
Tuve que cambiar el lenguaje del discurso para que lograran entender algunos puntos clave que me recomendó el señor Presidente hiciera énfasis, pues veía en aquellos rostros tostados por el sol una confusión gigantesca; pero cómo no: unos a duras penas eran bachilleres y otros compraron el "cartón".
Mi respetable e imponente figura empezó a pasearse por el auditorio. Hablaba 
mirando de cuando en cuando a alguno de los asistentes a los ojos, formulaba 
preguntas que nadie respondía, miraba de soslayo los garabatos que hacían en sus 
libretitas. En una oportunidad lancé una mirada a una libreta que decía "le hubiera 
hecho caso a mi mamá que estudiara para que no fuera policía como mi papá"; en otra "malparido hijueputa"; en otra más "mami vamo a selo con ropa en el asensol"; y en una última -con la que estuve de acuerdo- leí "el cura predica pero no aplica". En fin, me tiene sin cuidado saber en qué pensaban esos individuos en ese momento, está claro que uno de ellos en sexo.

En síntesis: concluía El Seminario. Lo disfruté de pe a pa. Me sentí muy feliz cuando hubo por fin terminado. Hice el ligero repaso consuetudinario en mi cabeza, de tratar de establecer cuál de todos mis seminarios había sido el más exitoso, y si bien creo que éste no lo era, por lo menos estaba entre los tres mejores: el mejor, sin duda, fue uno que hice en Caracas, Venezuela, dirigido a la Guardia Nacional Bolivariana.
Tomé mi maletín, lo abrí, guardé mi laptop y unos documentos sueltos que tenía sobre la mesa. Bebí un último sorbo de agua y me dispuse a salir del lugar. Subía corriendo las escaleras, empero, en el último escalón, un súbito espejo mortal no me permitió pasar: era la mitad de joven, los mismos ojos verdes, las mismas facciones, la misma imponente nariz, la misma boca invisible, las mismas cejas perfectas; total, la misma arrogante expresión. Empecé a dudar, a viajar al pasado, a buscar el error.
Tenía su mirada fija en mis ojos y de vez en cuando en las pesadas gotas de sudor que inquietas empezaban a rodar por mis mejillas.
Rompió el silencio: -Mi madre lo conoce a usted- me dijo. Sentí vergüenza, no 
obstante osé preguntarle: ¿cómo se llama tu mamá?

No tiene sentido mencionar la respuesta, tampoco los pormenores... Lo único que les puedo asegurar, si la memoria no me falla, es que pasó una sola vez, quizá dos.

Mi fiel...


Esta sentado ahí mirándome fijamente con sus ojos de ternero degollado, con sus orejas alzadas y el osico apuntando a mi dirección, sus ojos son como dos luceros.

Me pregunto qué querrá. Fijo su mirada en él y este inclina un poco la cabeza como buscando mi aprobación . ya se lo que quiere, mi cama, que le parece tan deliciosa como las golosinas. Le encanta acostarse aquí, tumbarse por horas y horas sin hacer nada. Dejando su pelaje en mis sabanas cada día. 

De patas cortas, orejas grandes y pelaje hasta el suelo, ya no es un cachorro. Cinco años después continúa mirándome como el primer día. Mi amigo fiel. Sus grandes ojos ahora tapados por su pelaje,  jadeando como si mostrara una sonrisa, y haciendo sonidos que me hacen pensar que está a punto de hablar. Nunca va a cambiar. Espero que nunca lo haga.

Me doy por vencida y con dos golpes en la almohada, le hago saber que está admitido. Un segundo después de un salto está a mi lado acostado esperando ser acariciado.