jueves, 29 de junio de 2017

Breve análisis de La Montaña de Enrique Anderson Imbert



“La ficción es lo característico de la actividad humana. Somos animales simbólicos que hemos inventado un mundo de símbolos”       
Enrique Anderson


Enrique Anderson Imbert evidencia en sus obras un gran dominio de los mecanismos del género narrativo, con una tensión cohesiva sin digresiones, sin delaciones. El cuento no se abre, no se mezcla, no se confunde, se cierra sobre sí mismo y se desliga de su autor. Tal es el caso del cuento La montaña de su autoría, en la que el conocimiento  de la función poética resalta la gran variedad de uso de los recursos estilísticos.

Anderson Imbert persigue la desestructuración, la trampa a los sentidos para hacer salir al lector del la zona de confort, y situarlo al otro lado, hacia una reelaboración del límite, de la frontera entre lo real y lo fantástico. Por ello, inicialmente este relato podría ser clasificado como realista, en una precoz evolución hacía la fantasía, destacando finalmente en esto último. El lector se queda con un alto grado de irresolución, con preguntas sin resolver y vacíos sin llenar, quizá, con el único fin de que sea él quién llene esos vacíos.

El desarrollo que Anderson Imbert lleva a cabo en este relato es impoluto, en la que parte de una situación aparentemente corriente, y sólo con una frase consigue darle un giro inesperado.

Inicia en plena acción, (El niño escalando el cuerpo de su padre). Se evidencia la ausencia de datos específicos sobre los personajes aposta que realiza este escritor absentista con el fin de crear la ambigüedad final en la que se da un cambio ontológico de espacio pero no de tiempo en la que el mismo niño se transporta a una verdadera montaña y el padre desaparece hallándose sólo y despavorido en una alta nada.

Podría ser entonces, este cuento,  una mera metáfora de la vida, y el camino y cambio que atraviesa el hombre hasta llegar a una cima en la que muchas veces se encuentra sólo luego de haber escalado sobre otros, sobre muchos sin importar el qué o incluso en quién, capaz de sobrepasar límites con el fin de alcanzar el objetivo propuesto pero finalmente el hombre nota su soledad y se deja acorralar de ella, quedándose consternado y atemorizado por posible su final. También se puede interpretar cómo es la búsqueda de un ser supremo y omnipotente que el hombre desea realizar, pero que cuando le es imposible verlo a simple vista se desespera y comienza a dejar de creer en todo aquello que un vez deseó ver.

Y así como estas se pueden realizar muchas interpretaciones de este micro relato, ya que a través del lenguaje poético se crea un mundo ficcional en donde lo que está escrito va generando en el lector la idea de un mundo posible a través de la imaginación, pero que sin lugar a dudas nunca va a salir del plano irreal.

La originalidad es también otro elemento muy notable, pues este cuento corto salta de un “mundo real” o plano cotidiano, y da un giro completamente inesperado, para llevarnos con el lenguaje poético a lugares fríos e inhóspitos, donde el ser humano no desea estar. Y precisamente esta originalidad es la que permite que los relatos perduren, ya que van adquiriendo autonomía por las distintas connotaciones que se le da a los hechos y/o cosas.
Por ejemplo: “Cima nevada de la cabeza”

Lo que permite dudar acerca de cuándo la cabeza es fría, si se supone que el sol se vierte directamente sobre ella. O es que en la altura se puede estar hundido.
En estos ejemplos es en donde se observa con mayor recurrencia el uso de los recursos estilísticos que embellecen el lenguaje, lo que demuestra que su autor tiene una intensión y una voluntad artística con su creación


Por último, el narrador es uno cuasi-omnisciente como lo clasifica el mismo Anderson Imbert en su libro Teoría y técnica del cuento (1979) a pesar de sus restricciones, puede seguir a sus personajes a los lugares más recónditos, relata en tercera persona y presenta los hechos por partes, a su acomodo para darle un matiz particular a este relato corto, dejando entonces datos importantes a la deriva para “beneficio” del lector, en otras palabras, que este pueda sacar sus propias conclusiones.

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