jueves, 29 de junio de 2017

¿Qué es leer?

“Lee y conducirás, no leas y serás conducido".
Santa Teresa de Jesús.

La literatura es una actividad estética y creadora de productos, obras de expresión oral, verbal o escrita. Como diría Vítor De Aguiar E Silva, es una forma determinada del mensaje verbal. Pero no basta la mera producción de información por parte de un autor para que este cumpla una función en la sociedad; si no también lectores capaces de decodificar esa información y tomarla para sí, estudiarla, analizarla e interpretarla en una forma profunda.

De eso se trata la lectura; de la capacidad de tomar un texto cualquiera y reconstruirlo simbólicamente a fin de interiorizarlo y/o adaptarlo a la vida propia.

Leer no es sólo trasladar un  material escrito a la lengua oral, eso seria una simple técnica de descodificación, leer significa interactuar con un texto, comprenderlo y utilizarlo con fines específicos.

Por otro lado, como lo dijo una vez el escritor británico W. Somerset Maugham. Adquirir el hábito de la lectura y rodearnos de buenos libros es construirnos un refugio moral que nos protege de casi todas las miserias de la vida. Es esta entonces una de las  funciones principales de la literatura, y hasta de textos no literarios. El hecho de leer materiales dispuestos para el conocimiento, o la recreación, nos aleja de la realidad inmediata por un espacio de tiempo e incluso posiblemente nos hará olvidar momentos de desdicha determinados. El lector, se vuelve inmune a la vida real por un breve lapso de tiempo y de alguna manera se recupera para volver a su realidad y enfrentarla.

Leer es también una es una actividad de interacción. se aprende a leer a muy temprana edad, pero es necesario profundizar en técnicas de comprensión lectora para que la lectura no sea sólo superficial sino de aprendizaje. No importa el ritmo, o la cantidad pero sí la calidad. Podemos leer cuentos cortos de una página, y nos darán más alimentación que si leemos una novela apresuradamente.

Sin título

Quisiera olvidarte
poder despertar sin que seas mi primer pensamiento
sin anhelar tus brazos
necesitar tu pecho en mi espalda
o tu nariz en mi pelo.

Poder caminar en paz
sin querer encontrarte en cada paso
o imaginar tu perfume
verte en cada rincón.

Suponerte caminando a mi lado,
Hablando de lo que sí y lo que no.
Sin buscar respuestas,
viviendo el día.

Quisiera no tener que amarte
sentirme tranquila sola conmigo,
o sola sin mí.

Ahora
el tiempo es una estaca de recuerdos que queman
pero,
qué es la vida sin ellos... ¿Verdad?

Y te pienso,

Te pienso, desde el segundo en que despierto te pienso e imagino qué habrá sido de ti
 ¿me pensarás también tú? ¿O habré quedado para siempre en pasillos olvidados en tu mente?

Mi día se vuelve tenso y quejumbroso sin ti, me alimenta el recuerdo de tu voz y la esperanza de algún día volver a verte y poder abrazarte como solía hacerlo. Quizá suceda pronto o tal vez en muchos años, no lo sé, no me importa. Esperaré a ese momento, sin importar el tiempo.

Espero que ese día sigas queriéndome y extrañándome como yo, o que por el contrario hayas encontrado la felicidad en otros brazos y en tus ojos se vean destellos de una vida plena; así también seré feliz, porque tú felicidad será mi felicidad aún de lejos o muy cerca

Te pienso, por supuesto que te pienso.

Breve análisis de La Montaña de Enrique Anderson Imbert



“La ficción es lo característico de la actividad humana. Somos animales simbólicos que hemos inventado un mundo de símbolos”       
Enrique Anderson


Enrique Anderson Imbert evidencia en sus obras un gran dominio de los mecanismos del género narrativo, con una tensión cohesiva sin digresiones, sin delaciones. El cuento no se abre, no se mezcla, no se confunde, se cierra sobre sí mismo y se desliga de su autor. Tal es el caso del cuento La montaña de su autoría, en la que el conocimiento  de la función poética resalta la gran variedad de uso de los recursos estilísticos.

Anderson Imbert persigue la desestructuración, la trampa a los sentidos para hacer salir al lector del la zona de confort, y situarlo al otro lado, hacia una reelaboración del límite, de la frontera entre lo real y lo fantástico. Por ello, inicialmente este relato podría ser clasificado como realista, en una precoz evolución hacía la fantasía, destacando finalmente en esto último. El lector se queda con un alto grado de irresolución, con preguntas sin resolver y vacíos sin llenar, quizá, con el único fin de que sea él quién llene esos vacíos.

El desarrollo que Anderson Imbert lleva a cabo en este relato es impoluto, en la que parte de una situación aparentemente corriente, y sólo con una frase consigue darle un giro inesperado.

Inicia en plena acción, (El niño escalando el cuerpo de su padre). Se evidencia la ausencia de datos específicos sobre los personajes aposta que realiza este escritor absentista con el fin de crear la ambigüedad final en la que se da un cambio ontológico de espacio pero no de tiempo en la que el mismo niño se transporta a una verdadera montaña y el padre desaparece hallándose sólo y despavorido en una alta nada.

Podría ser entonces, este cuento,  una mera metáfora de la vida, y el camino y cambio que atraviesa el hombre hasta llegar a una cima en la que muchas veces se encuentra sólo luego de haber escalado sobre otros, sobre muchos sin importar el qué o incluso en quién, capaz de sobrepasar límites con el fin de alcanzar el objetivo propuesto pero finalmente el hombre nota su soledad y se deja acorralar de ella, quedándose consternado y atemorizado por posible su final. También se puede interpretar cómo es la búsqueda de un ser supremo y omnipotente que el hombre desea realizar, pero que cuando le es imposible verlo a simple vista se desespera y comienza a dejar de creer en todo aquello que un vez deseó ver.

Y así como estas se pueden realizar muchas interpretaciones de este micro relato, ya que a través del lenguaje poético se crea un mundo ficcional en donde lo que está escrito va generando en el lector la idea de un mundo posible a través de la imaginación, pero que sin lugar a dudas nunca va a salir del plano irreal.

La originalidad es también otro elemento muy notable, pues este cuento corto salta de un “mundo real” o plano cotidiano, y da un giro completamente inesperado, para llevarnos con el lenguaje poético a lugares fríos e inhóspitos, donde el ser humano no desea estar. Y precisamente esta originalidad es la que permite que los relatos perduren, ya que van adquiriendo autonomía por las distintas connotaciones que se le da a los hechos y/o cosas.
Por ejemplo: “Cima nevada de la cabeza”

Lo que permite dudar acerca de cuándo la cabeza es fría, si se supone que el sol se vierte directamente sobre ella. O es que en la altura se puede estar hundido.
En estos ejemplos es en donde se observa con mayor recurrencia el uso de los recursos estilísticos que embellecen el lenguaje, lo que demuestra que su autor tiene una intensión y una voluntad artística con su creación


Por último, el narrador es uno cuasi-omnisciente como lo clasifica el mismo Anderson Imbert en su libro Teoría y técnica del cuento (1979) a pesar de sus restricciones, puede seguir a sus personajes a los lugares más recónditos, relata en tercera persona y presenta los hechos por partes, a su acomodo para darle un matiz particular a este relato corto, dejando entonces datos importantes a la deriva para “beneficio” del lector, en otras palabras, que este pueda sacar sus propias conclusiones.

Aproximación al cuento "Abril es el mes más cruel" de Guillermo Cabrera Infante


El cuento Abril es el mes más cruel de Guillermo Cabrera Infante, es clásico. No obstante, el final, aunque epifánico, resulta paradójico: una mujer, recién casada, que manifiesta sentirse feliz, se va de luna de miel con su esposo a una playa, tiene una noche de bodas, seguida de un maravilloso día soleado de abril que transcurre aparentemente feliz y tranquilo, desembocando en un trágico e inesperado final: su suicidio. Resulta, pues, emocionante, conmovedora y absurda esta situación final del relato, porque no se espera que una mujer recién casada, enamorada y feliz, como ella misma lo expresa, se suicide;  tal como la famosa paradoja de Chéjov -citada por Ricardo Piglia en su Tesis sobre el cuento-, en donde un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelva a casa, se suicida. Aquí pasa algo muy similar, aparece lo inesperado, lo imprevisto, lo que no se imagina el lector que va a pasar; esto abre, felizmente, un abanico de posibilidades de interpretación.

Retomando la idea inicial, podemos destacar en este relato características fundamentales del cuento clásico, como su estructura, que se presenta de manera ordenada, lineal, cronológica. A este recurso se le denomina ab ovo, que significa literalmente "desde el huevo"; es decir, respeta el orden de los acontecimientos contándolos desde el principio.

Luego de su noche de bodas, y después del desayuno que preparó la esposa, una pareja de recién casados pasa su luna de miel, un día de abril, en la playa. Luego de nadar en el mar y tomar sol, vuelven a almorzar. Salen a pasear de nuevo, esta vez hasta llegar a un acantilado, lugar que ella deseaba recorrer, visitar. En ese momento, entretanto cae la tarde, llega a cobrar el alojamiento el encargado del lugar donde se hospedaban. Como no llevaban dinero en ese momento, el esposo se va con el encargado a buscarlo mientras ella decide quedarse contemplando el paisaje un poco más. El esposo al despedirse con un fuerte beso la notó algo tensa, inquieta. Luego de ver el ocaso y de cuestionarse si habría luna esa noche, la mujer se lanza por el acantilado, a 82 metros de altura de la playa.

El tema central es el suicidio como acontecimiento enigmático. La mujer del cuento opta por suicidarse al finalizar su primer día de luna de miel, de casada, no se sabe a ciencia cierta por qué. Y ocurre; muchas personas acaban con su vida por diversas razones, o simplemente por sinrazones.   

Entre los personajes encontramos a la pareja de recién casados y el encargado del hospedaje. Estos podrían catalogarse como personajes planos, no evolucionan o sufren transformación durante la historia. El relato se aproxima a la mujer, de quien inferimos es la protagonista en este. Ella es presentada como un ser paradójico y lleno de enigmas; en un principio su apariencia es la de una mujer feliz y realizada, para luego mostrarse débil y llena de dolor. Decimos esto porque el narrador centra de alguna manera su relato en la mujer, describiéndola físicamente, imprimiendo cierta angustia en sus palabras, lo que le da tensión al texto y lleva al lector a fijarse un poco más en ella. Adicionalmente, los personajes son presentados escuetamente, se dice poco sobre ellos o su pasado. Poco se dice del  esposo. Un hombre aparentemente tranquilo, de buen proceder y lleno de amor hacía su mujer el narrador no entra en detalles sobre él, tampoco sobre el encargado. Último en aparecer en la historia, pero quien marca un hito en el transcurrir de la historia, pues  permite que cobre otro sentido, (el del suicidio) y da paso al desenlace, por ello se vuelve clave en el relato; sin él no ocurriría la tragedia.

El titulo, por otro lado es de tipo simbólico, ya que en éste se representa en la historia el trágico acontecimiento del suicidio de la protagonista ocurrido en el mes, como lo indica el mismo, de abril. Asimismo, pensamos que el título encierra cierto misterio, porque es de conocimiento general que abril es el mes de la primavera, el mes en que empiezan a florecer las plantas, a mejorar el clima, etc., por tanto un mes hermoso.

En cuanto al narrador, nos encontramos frente a uno omnisciente, que relata en tercera persona los sucesos, ya que emplea verbos en pretérito como pensó y sintió,  propios de este tipo de narrador. Lo sabe todo, está dentro y fuera de los personajes, conoce sus sentimientos, sus planes, etc., aun así no los expresa, es decir, se limita a narrar la historia sin detalles reveladores.

Entre otros aspectos, posee un estilo colmado de ellos como lo son el polisíndeton, que es la repetición de una o varias conjunciones dentro de una misma frase. Y la adjetivación. Figura caracterizada por la utilización de varios adjetivos calificativos que en ocasiones aparecen compiladas en la misma frase compañan a uno o más sustantivos: Parecía un remoto desierto, inmenso y misterioso y hostil. El lenguaje es culto, con uso del futuro indicativo como elemento clave para darle un matiz “intenso” al texto. el autor no sólo comunica un mensaje sino que hace expresivo su contenido trazando con el  lenguaje una atmósfera de melancolía y desasosiego manteniendo siempre la tensión, con frases cortas, diálogos que no revelan mucho y un final estructurado con doble propósito, es abierto, sin respuestas, no obstante es epifánico.

La intensidad  es palpable,  a medida en que se desarrolla la historia, sumerge al lector en una espiral de lectura que no puede detener hasta el desenlace. Y lo obliga a tratar de estructurar sus propias conclusiones alrededor de la poca información brindada para tratar de entender el por qué del acto final. El final, podría decirse, es abierto, por tanto el autor “termina sin terminar” no cuenta las causas que indujeron a la mujer a tomar esa decisión fatal.

El cuento es muy verosímil, no cabe duda que el narrador persigue a esta por medio de la intensificación, la puesta en escena de una situación cotidiana con matices sombríos, llevan al lector por un camino equilibrado, en el que cree sin vacilaciones que lo qué pasa es “real” y posible. El tiempo transcurre sin sublevaciones y no se encuentran  elementos irreales o poco creíbles.

Como todo texto literario, afirmamos que Abril es el mes más cruel hace parte de un amplio grupo de textos que se entrelazan entre sí creando paratextualidad; entre ellos, podríamos decir que el título estaría basado en el poema del mismo nombre que hace parte de La  tierra baldía de T.S. Eliot. Y en segunda instancia, podríamos aventurarnos y decir que existe extratextualidad entre este relato con Madame Bovary de Gustave Flaubert, en el que la protagonista pasa por un conjunto de sucesos que la conducen finalmente al suicidio.

La primera publicación del cuento se dio en La Habana en el año 1960 en una colección de cuentos llamada: así en La Paz como en la guerra. Cuba se encontraba en el preludio del mandato Catrista, con la reciente derrota del gobierno de Fulgencio Batista con quien Cabrera Infante tenía enemistad. Por tal razón se alió con los Castro e incluso obtuvo el puesto de secretario cultural en el comienzo de la revolucion, para luego, desprenderse radicalmente de todo contacto Catrista y exiliarse a raíz de un problema comercial por el qué pasó junto a su hermano a manos de Fidel Castro. Por ese tiempo, los cubanos atravesaban muchos cambios y había en la isla un ambiente desolado y suicida. En ese tiempo la tasa de suicidios sin aparente causa aumentó al punto de convertir a Cuba en el país con índice de suicidios más altos en  América latina.





EL FATALISMO EN HORACIO QUIROGA DESDE LA PERSPECTIVA DE EL ALMOHADÓN DE PLUMAS


“El único medio de conservar 
el hombre su libertad es estar siempre
 dispuesto a morir por ella”.
Edgar Allan Poe

En Cuentos de amor locura Y muerte publicado por primera vez en 1917, la muerte subyace como un elemento cotidiano y a la vez especial, capaz de captar la atención y convirtiéndose en la acción final; una acción breve pero imprevisible que constituye un eje central sutil y en cierto modo evidente (Collard, A 1958)  sin embargo, Pocas veces causada por una razón ordinaria o natural y que en este cuento, nos aventuraremos a decir que más que por una acción fantástica, es causada por un elemento, un sentimiento: el amor.

 El almohadón de plumas. Cuento incluido en esta colección, alberga lo antes dicho en tan sólo cuatro páginas en las que se desarrollará una historia fantástica con matices modernistas donde la muerte inicialmente se muestra como un hecho natural, provocado por una enfermedad aparentemente corriente, una influenza y posterior anemia que será revelada como un algo más que fantástico. Un algo terrorífico y demoniaco. Pero también un algo psicológico.

Este cuento, tiene sin duda la intención de sorprender al lector. Quiroga hace uso de su habilidad literaria logrando mantener la intriga tal como lo indica en su Decálogo Del Perfecto Cuentista desde sus primeras tres líneas hasta las últimas tres del relato.

La historia, está centrada en una pareja recién casada, describe su luna de miel como “un largo escalofrío”. Un dato abrupto que confiere inminentemente a la narración un sentido oximorónico o contraponente. Aunque transcurre de forma lineal, la omisión de ciertos aspectos da al lector la sensación de ser contada in media res aunque es resulte finalmente ad ovo, Desde el inicio se insinúa que algo grave va a pasar, lo que no imaginamos es que ese algo será letal para la protagonista.

La muerte es presentada como un hecho inminente, desde la narrativa hasta el elemento estacional utilizado; es otoño: tiempo de prepararse para la muerte. Quiroga nos prepara cáusticamente, para el hecho final logrando aun que resulte sorpresivo.

Desde la primera página, el narrador (omnisciente)  nos deja en claro que esta pareja está distada por la incomunicación (sin una causa aparente) marcada terriblemente por ella, lo que posteriormente jugará una mala pasada concluyente en el desenlace. Alicia es presentada como una mujer angelical, tierna y tímida, amada profundamente por Jordán, su marido. Quien de semblante impasible, nunca da a conocer el amor que le profesa. Un día cualquiera, cuando la acompaña al jardín de la inmensa casa en la que habitan, la rodea con sus brazos; consecutivamente, la mujer rompe en un llanto inagotable, que la debilita y la dimite en cama hasta el día su muerte. Este es el único momento del relato donde Jordán tiene una manifestación de cariño hacia su mujer, donde la distancia emocional por un momento se rompe. (Chelle, F. 2016)

Podríamos decir entonces que la acción detonante en esta muerte no es el monstruoso ser que se esconde en el almohadón de plumas donde descansa Alicia a causa de su malestar, sino el abandono por parte de su marido, que la lleva a sentirse desamparada e incapaz de contarle lo que ya sabía que le estaba pasando tiempo antes de el debilitamiento final.

Aunque no se halle explícito, Alicia tiene conciencia de lo que le sucede,  y lo que pasará si deja de incorporarse de aquella cama cada día. La historia misma nos proporciona pistas que no llevan a esta inferencia:

“Aún vivía dormida en la casa hostil, sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.” (énfasis agregado)

“Alicia rompió en seguida en sollozos, echándole los brazos al cuello. Lloró largamente todo su espanto callado, redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia. Luego los sollozos fueron retardándose, y aún quedó largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni decir una palabra.” (énfasis agregado)

Alicia tenía plena conciencia ya de lo que le sucedía y estaba espantada, por ello, por la casa con apariencia de palacio encantado y por el ambiente. Lo mantuvo en silencio todo el tiempo. Quizá habría visto ya a aquel monstruo que la acechaba y sabía que si no advertía de aquello a su marido, acabaría con ella.

Pero, ¿por qué no advertir al marido de lo que estaba por pasarle? ¿por qué dormir cada noche en aquella cama aterradora? ¿por qué no huir de aquella casa que tanto la atormentaba?

El narrador deja en claro que Jordán amaba a Alicia. Sin embargo, no hace el mismo énfasis en el amor que ella profesaría hacia Jordán. Esta antítesis indicará que la mujer se hubo casado con aquel hombre por algo menos que amor. Un acuerdo o un negocio tal vez, un dato desconocido que Quiroga, depondrá a conciencia del lector.

“Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide, apoyado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en ella los ojos.”

Este, no podría ser otro que Jordán en una visión adulterada por efectos de aquella enfermedad que la aquejaba, pero no cabe duda que a su vez deja vislumbrar temor por parte de la mujer a su marido. Alicia teme de Jordán y en su desvanecimiento, teme aun más de su carácter, y por qué no. De su actuar.

En otras palabras, Alicia no está contenta en aquel matrimonio, quiere a su marido, pero no lo suficiente, esto podría deberse a que él la mantiene de alguna forma prisionera, por ello no sale de aquella espeluznante casa y su actitud circundante la desmotiva aun más.  Lo que la llevaría a tomar la fatídica decisión de dejarse llevar por aquel maléfico ser que acabará con su vida. La muerte surge entonces como única salida probable de aquel lugar espantoso.

“No quiso que le tocaran la cama, ni aún que le arreglaran el almohadón.” (énfasis agregado)

Sabía que aquel monstruo la devoraba sólo de noche, o al menos en la oscuridad. Por ello, en el día mantenía la luz encendida en aquella habitación a la expectativa de alguien que diera cuenta de aquel acaecimiento que la estaba desapareciendo. Esperó por tres días pero nadie lo notó, y finamente decidió dejarse ir por completo prohibiendo que alguien le tocara el almohadón causante de su mal. A fin de deshacerse por fin de aquella vida atrozmente parsimoniosa que tan infeliz la hacía.

Conociendo la historia de Quiroga y su entorno suicida , nos remitimos a pensar que esta mujer, podría ser inclusive la representación simulada de su primera mujer, Ana María. Una joven de veinticinco años que, ingiriendo un sublimado, se suicidó no sin atravesar antes una  sinuosa agonía de una semana, casi igual que Alicia quien quisiera acabar con su vida de una forma cruel y dolorosa. Haciéndola parecer así, una equivocación, un accidente. Una fase del destino. La rubia  se deja morir, no llega siquiera a luchar por su vida, y todo apuntaría a que eso es lo que pretende: terminarla.

 Como podemos constatarlo en El almohadón de plumas, la tensión es manejada desde múltiples avatares en los que los aparentes temas principales toman un nuevo significado a ser analizados desde configuraciones retóricas, nos conducen a conclusiones como que Alicia, la mujer, muere no solo a partir de un hecho monstruoso demoniaco sino que cae en un duelo consigo misma provenida de la situación que surca en su vida. El abandono por parte de quien debería ser su amante eterno, que la acompañe en la salud y en la enfermedad que aunque aparentemente la resguarda, no presta a atención suficiente para saber lo que acaece a su compañera. Cuyo suceso desencadena la consumación de la historia, que lleva a su compañera a sufrir de amor y locura y posteriormente morir.

Referencias:
1. “el almohadón de plumas”. En Cuentos de amor de locura y de muerte, España, mestas ediciones, 2015. Págs 59-62. Todas las citas del cuento se hacen de esta edición. ISBN: 978-84-16365-22-7.
2. Fernando Chelle, ‘El almohadón de plumas’, de Horacio Quiroga. En: revista Culturamas, España, 2016. Recuperado de:
http://www.culturamas.es/blog/2016/05/25/el-almohadon-de-plumas-de-horacio-quiroga/
3. Daniel Rodriguez, Naturaleza y degradación en ocho cuentos de Horacio Quiroga, 2005. México.
4. Guillermo Tedio, “emma zunz” o el laberinto psicótico”. En: Espéculo. Revista de estudios literarios. 2002, Universidad Complutense de Madrid. Recuperado de:
http://www.ucm.es/info/especulo/numero21/e_zunz.html